En estos días leía con asombro, en el portal de un matutino salteño, las declaraciones de un joven dirigente político de Salta, en las que más allá de la propaganda que le pretende dar, se dejaba claramente establecida la mala intención del candidato, por un lado; por el otro el desconocimiento total y absoluto de la realidad por la que atraviesa la provincia desde diciembre de 2007 y por otro se sigue encubriendo la mentira, ese pecado que suele ser utilizado por la mediocridad política de quienes no tienen argumentos sólidos y ven en esa metodología sistemática la posibilidad de poder sumar uno que otro punto en las encuestas.
Del político al que me refiero puntualmente es Javier David, quien hace pocos descubrió que existe Salta más allá del peaje y que hay lugar donde la gente vive y lucha día a día y otros en los que se puede ir de vacaciones o a ver tierras que sean productivas para los negocios.
David anda de campaña tratando de remontar sus 10 puntos obtenidos en las elecciones primarias pasadas, y echó mano a un recurso que lo deja en evidencia por algunas cuestiones a saber y recordar: Denunció que es desesperante la situación por la que atraviesan las comunidades originarias del Pilcomayo.
Lo que no sabemos es si él recorrió la zona o, como sospecho, se lo contaron; lo que es real es que él fue parte del gobierno que desterró al olvido a toda esa zona y lograron convertir a Santa Victoria Este en el municipio más pobre del país y eso fue lo que nos legaron, entre otras realidades; lo cierto es también que como candidato a Diputado Nacional está optando por la crítica pero hasta ahora no propone soluciones, es decir que prefiere lo destructivo a lo constructivo, quiere exigir pero olvida su pasado más no aporta una sola idea.
Es decir que David se posa en un pedestal inmaculado desde el que profiere exigencias que ellos no tomaron como bandera.
Desde que Urtubey llegó al Gobierno le hablamos a los salteños siempre con la verdad, jamás escondiendo nuestra realidad, la que nos dejaron gobierno tras gobierno que llevó a Salta casi a una bancarrota de pobreza y exclusión.
La verdad, esa es nuestra receta, con ella gobernamos y con ella venimos transformando la realidad de cada uno de los pueblos y ciudades de nuestra Salta, con ella también dijimos y decimos que somos consientes que falta mucho por hacer. Con la verdad le dijimos a los salteños que optamos por hacer pequeñas obras pero de gran beneficio y en toda la provincia, antes que hacer obras fastuosas que beneficien a solo tres ciudades.
Con la verdad, siempre con la verdad, sabemos lo que falta por hacer y lo estamos haciendo, y con esa misma verdad bueno sería que David baje de su pedestal de olvido de su propio pasado y de la demagogia y haga propuestas reales y que no le mienta a los salteños, que diga de verdad que desconocía el pasado y el presente de Salta, y que en sus magra propuesta de campaña que diga de verdad cómo piensa ayudar al gobierno para solucionar lo que nos falta por hacer, que diga de verdad que es oposición y que jamás reconocerá lo bueno y criticará sanamente lo malo y que diga de verdad que sus críticas son solo electorales porque cuando le tocó manejar los recursos de la provincia jamás se dignó en conocer la penosa realidad social por la que hacían atravesar a miles de salteños.
Creo que David es un hombre con voluntad para hacer política, y me parece que su error es no despegarse de Juan Carlos Romero, y tener la capacidad de decir qué es lo que hicieron mal, de decir siempre la verdad y no ahogarse en críticas sin aportes de ideas.
Nosotros tenemos la verdad por delante y la clara y manifiesta voluntad por buscar soluciones a cada uno de los problemas que tenemos, los salteños lo saben y por eso no dan su apoyo, porque estamos cambiando para bien la realidad de cada uno viva donde viva.
0 comentarios:
Publicar un comentario